Una fria tarde invernal, la llovizna y el viento desaconsejaban pasear por Wellington.
Habiamos bajado en el "cable car" del Jardín Botánico y las vistas de la bahia me impresionaron, más que las plantas.
El clima tan adverso nos llevó a refugiarnos en el Museo Nacional de Nueva Zelanda Te Papa Tongarewa, buscando una cálida taza de café. El abstracto edificio tenía preparada una sorpresa para nosotros. Una magnifica exposición de la conquista del Polo Sur.
Normalmente de cada viaje extraes momentos, que luego destilas en patrones imaginarios de lo que te gustaría ser o haber sido.
Ver la evolución, sufrimiento y glorificación de Shackleton, Amundsen y sobre todo Scott, me sobrecogió intensamente. Fui pasando las salas, leyendo y estudiando detenidamente, cada fase de ese histórico acontecimiento. Puedo decir que me transporté mentalmente a ese lugar, consegui aislarme del continente para vivir el contenido y creo ( y no es broma).... que por un momento sentí hasta el gélido frio polar. Como un extraño en una pingüinera.
De repente, una foto, un instante robado, un ideal atrapado, una romántica despedida,...
Era la foto de la última carta que escribió Scott, cuando ya sabía que iba a morir, cuando ya se sentía perdedor ante su eterno rival, si bien en realidad ambos habían ganado...
Infelizmente, uno se llevó la gloria y el otro la perdió entre los hielos.
Jamás pasó por su cabeza abandonar a sus compañeros y su triunfo se sostenía en morir con la dignidad de un auténtico explorador.
Literalmente anoté......
"El 12 de noviembre de 1912, se encontraron los cadáveres de los otros tres miembros de la expedición en su tienda. Bowers estaba envuelto en su saco y Wilson tenía las manos cruzadas sobre el pecho, parecía que ambos murieron mientras dormían. Scott tenía medio cuerpo fuera del saco y uno de sus brazos extendido hacia Wilson, había sido el último en morir".
Junto a sus restos mortales se encontraron sus diarios. El diario de Scott contenía una rotunda frase:
"… me gustaría tener una historia que contar sobre la fortaleza, resistencia y valor de mis compañeros que removería el corazón de todos los ingleses. Estas torpes notas y nuestros cuerpos muertos, contarán la historia".
Mientras Amundsen realizó una expedición eficaz y sin grandes contratiempos, Scott y sus hombres fracasaron por no tener una buena planificación de su viaje.
La inanición, el agotamiento físico, el frío extremo y el escorbuto provocaron la muerte de toda la expedición inglesa.
Estos instantes de reflexión son los que convierten a uno, en viajero por encima de todas las cosas. Para mi simplemente ganó Scott, porque me hizo descubrir los valores verdaderos que todo ser humano debe tener.
¿Porqué me gusta tanto viajar? Seguramente en lo más profundo de mi cerebro, tengo una cajita que conserva momentos como este.
Normalmente hasta la siguiente aventura están dormidos, más siempre esperan la situación ideal para resurgir.
Si uno siente lo que es el viaje, interpreta lo que han sido y han hecho sus predecesores, siempre acaba siguiendo la huella que dejan los que en el fondo pensaban como tu.
Tributo a uno de mis héroes imaginarios, Captain Robert F Scott.
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